Así lo aseguro el Concejal de Bogotá y vocero del Polo Celio Nieves Herrera,  en el desarrollo del debate sobre trabajo infantil en la comisión de gobierno. Es inadmisible que en la actualidad la Capital de la República por razones de pobreza y exclusión social, más de 148.000 niños, niñas y adolescentes[1]  entre los cinco y diecisiete años tenga que trabajar o sean objeto de explotación laboral.

Aunque el trabajo infantil se redujo en los últimos años en 5.7% producto del trabajo realizado por las últimas administraciones para restituir los derechos de esta población en condición de vulnerabilidad, el fenómeno aún persiste y hoy la tasa se encuentra en un 9.4%. El compromiso que adquirió la administración Peñalosa en el Plan de Desarrollo, que es  reducir en 4 puntos porcentuales el trabajo infantil en Bogotá,  no apunta a erradicar este flagelo que afecta los derechos fundamentales de los niños niñas y adolescentes.

En la medida en que las familias bogotanas de escasos recursos cuenten con empleos estables y  dignos que le permitan garantizar su alimentación, salud, educación y recreación los niños, niñas y adolescentes, no se verán obligados a trabajar desde tan temprana edad teniendo como consecuencia afectaciones de carácter físico, psicológico, social y emocional.  Propósito que no es prioridad para el gobierno Peñalosa ya que en su Plan de Desarrollo no incluye metas de reducción de pobreza.

Nieves Herrera, reclamó un mayor compromiso de las entidades  para atender esta problemática con políticas de inclusión educativa y salud, programas como la jornada única y el preescolar de tres grados garantizan una educación de calidad, como real alternativa para reducir la brecha social y de pobreza existente en la ciudad. Igualmente,  solicitó a los titulares de las carteras de secretarías de educación e integración social para que se de aplicación inmediata a los subsidios para los estudiantes  en el sistema integrado de transporte público y se  haga entrega de los kit escolares a los estudiantes beneficiarios, puesto que con estas medidas se alivian las cargas económicas de los hogares reduciendo la deserción escolar.

Si los niños, niñas y adolescentes están estudiando y desarrollando actividades recreativas, deportivas y culturales, son menos susceptibles de caer en explotación laboral.


[1] Cifras del DANE año 2015