El inicio del año 2018 ha estado marcado por la ocurrencia de eventos climáticos extremos en múltiples regiones de nuestro planeta. Hace poco, el norte y la costa este de Estados Unidos experimentó un ciclón bomba que trajo consigo aire frío proveniente de Siberia, el Polo Norte y Groenlandia logrando una reducción de la temperatura entre 20 y 40 grados por debajo de lo normal.  Esta ola de frío que ha batido el record de las temperaturas más bajas durante los últimos cien años, también ha tenido fuertes impactos en Europa. Paralelamente, en Australia las altas temperaturas han puesto en riesgo a sus habitantes, en un suburbio de Sydney se registraron 47,8 grados centígrados, siendo el día más caluroso que se ha registrado desde 1939. 

En este momento podemos afirmar que el cambio climático es una realidad que de una u otra forma nos afecta a todos, pues sus impactos ya se evidencian en nuestro país y en nuestra capital.  No en vano, mediante la Ley 1844 de 2017, Colombia ratificó el Acuerdo de París y al hacerlo adquirió compromisos relacionados con la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI), la adaptación al cambio climático y el cumplimiento de tareas específicas sobre medios de implementación que fortalezcan el desarrollo y la transferencia de tecnología, de este modo permitir el intercambio de información.

Una de las múltiples estrategias que sirven para dar cumplimiento a estos compromisos se presenta con la implementación de energías renovables provenientes de fuentes no convencionales, que surgieron como alternativas económica y técnicamente viables en contraposición de las fuentes de energía convencionales como los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas). De acuerdo con el Informe Anual del estado de las energías renovables a nivel mundial – REN21 – efectuado en 2017, se presenta un panorama alentador a nivel mundial respecto a la implementación y el uso de fuentes no convencionales de energía, se ha estimado que cerca de dos tercios de la nueva capacidad neta 165 GW se generan a partir de este tipo de fuentes. Capacidad que es liderada por China, Estados Unidos, Alemania, Japón, India e Italia.

Las energías renovables no son una utopía, son una realidad, afirmó el Concejal Celio Nieves Herrera del Polo Democrático Alternativo, durante el debate de su iniciativa sobre uso de energías renovables no convencionales efectuado el domingo 14 de enero del presente año en el recinto Los Comuneros del Concejo de Bogotá. En esta ocasión, el concejal cuestionó las actuaciones de la Administración Distrital respecto a la implementación del Acuerdo 655 de 2016 “Por el cual se establece el uso de Fuentes No Convencionales de Energía – FNCE – en el Distrito Capital”, que además es de su autoría. Allí se determinó que el distrito, de manera progresiva, debe implementar estas fuentes no convencionales de energía en la red de alumbrado público de la ciudad y en las edificaciones de propiedad de las entidades del Distrito.

Pese a ello, con el desarrollo del debate se puso en evidencia la falta de voluntad política para la ejecución de este Acuerdo. Aunque ya ha pasado un año desde su aprobación, los avances por parte de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) y la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA), quienes son los encargados de hacer los estudios técnicos para la implementación de los programas piloto, no han sido significativos, pues no se han desarrollado con la magnitud y celeridad esperada. Se limitan tan solo a seis lugares en la ciudad donde se ha instalado algún tipo de tecnología fotovoltaica y a la firma de un convenio interadministrativo entre la Empresa de Energía de Bogotá y la SDA para determinar la viabilidad de implementar fuentes no convencionales en edificaciones de propiedad del distrito. Adicionalmente, al cambio de luminarias en el alumbrado público a tecnología LED, aunque son más eficientes en términos de consumo se alimentan de una fuente convencional como la hidráulica y aun así los bogotanos pagamos un sobrecosto de 104% en la tarifa por este servicio a Codensa, según informó el Departamento Nacional de Planeación (DNP).

Durante el debate, Nieves Herrera, también hizo énfasis en la importancia de ampliar la capacidad para la generación de energía en la planta Biogás Doña Juana, que también es una fuente de energía renovable que reduce la emisión de GEI que se producen en el Relleno Sanitario. Recordando la imperiosa necesidad de formular un modelo alternativo y sostenible para el manejo de los residuos sólidos diferente a su enterramiento, que reduzca considerablemente su volumen y permita la generación de energía. Bogotá necesita pasar de proyectos “piloto” a soluciones reales que sean modelo para el fortalecimiento de la utilización de fuentes de energía no convencionales.