Por iniciativa del Concejal Celio Nieves Herrera el proyecto del día del taxista pasa a sanción del Alcalde Mayor, el cual se estableció para el 5 de Agosto de cada año. El día 5 de Agosto de 2001 marca una fecha representativa en el imaginario del sector del transporte público individual porque da una impronta en la que con participación del gremio y del Estado se empezó a trabajar desde el aspecto legislativo y desde lo formal en la visualización del oficio y sus protagonistas los taxistas.

Con la sanción de este proyecto se dará un importante impulso a esta actividad y la proyecta hacia una futura profesionalización y un reconocimiento de interés capitalino. Hoy en Bogotá existen aproximadamente 80 mil taxistas de los cuales 25 mil asumen el oficio de manera permanente o como profesión. De este número el 5% son mujeres. Este trabajo u oficio tiene una inclinación más al trabajo de destajo que al permanente.

La administración distrital y el gremio de taxistas contarán con una norma que les permita desarrollar actividades formativas y de reconocimiento hacia la consolidación de una actividad que se debe empoderar a cambio de descalificarse y criticarse negativamente.

El Distrito a través de las Secretarías de Movilidad y Desarrollo Económico, establecerán de forma progresiva la capacitación de los taxistas en temas claves como turismo, bilingüismo, educación vial, cultura ciudadana y relaciones humanas. Por lo anterior la importancia de la capacitación de los taxistas redunda en beneficios personales y sociales hacia su reconocimiento y por una verdadera profesionalización.

A partir de la sanción se dará vía a la dignificación de los taxista, también en pro del desarrollo turístico, económico y social de nuestra ciudad. Se abre un interesante debate frente al aspecto laboral, en el cual se debe aclarar: Quién es el empleador del taxista, el dueño del taxi, quién suministra la herramienta de trabajo, la empresa asociada la cual debe estar afiliado el taxi, el taxista como trabajador independiente, en su calidad de beneficiario, el usuario quien finalmente sufraga el valor del servicio, o El Estado, en su calidad de organizador y garante del servicio público de transporte.

La importancia de este proyecto radica en la incidencia de uno de los sectores más polémicos y criticados, pero que a su vez poco se ha legislado en su favor y aún persisten enormes vacíos en la regulación de esta actividad.